Los pacientes con trastornos mentales se debaten entre el dolor y la esperanza Un paciente camina descalzo por los pasillos del Hospital Psiquiátrico Mario Mendo za Tegucigalpa El Hospital Psiquiátrico Mario Mendoza tiene losetas viejas por piso y una farmacia que no da abasto. Es lo que el Gobierno otorga a los pacientes que deambulan en sus predios con la salud mental desquebrajada o colgada de un hilo. Esta institución lleva el nombre de quien la visionó: Mario Amado Mendoza , pionero de la psiquiatría nacional que murió el 21 de octubre de 1971 sin ver edificado el proyecto, un lugar donde, 46 años después, casi 400 personas llegan a diario en busca de aliviar su cordura. Dentro del edificio, sentada y muda en el ruidoso pasillo de consulta externa, Irma López esperó con calma a que un doctor dijera su nombre. Su hermano murió asesinado hace 18 años; desde entonces, ella recibe atención psiquiátrica para una depresión que dilata sus palabras. A la