La creatividad de un perito mercantil cambió para siempre la forma de escuchar la radio en Honduras
El autor confía a la juventud la continuidad de su legado. |
Tegucigalpa Un bastón y dos tenis ortopédicos le ayudaron a caminar, pausado, por el escenario de la imponente concha acústica al noreste del Parque Central. 50 años de periodismo marcaban sus manos, robustas y sabias como su voz, de las más célebres del país: era Jorge Montenegro.
En 1952 era un mozalbete desconocido que locutaba comerciales en "La voz popular"; ahora es un icono, y cualquier transeúnte con dos dedos de frente se pasmaba al reconocerlo.
Nació el 15 de febrero de 1940 en Tegucigalpa. Fue niño del Barrio Abajo, caminante inocente de Comayagüela durante la Segunda Guerra Mundial. Quizás por eso desborda estilo. Fue adolescente de San Pedro Sula, donde hizo la secundaria. Por eso no tuvo pelos en la lengua.
Josefa Montenegro, su madre, le llenó la imaginación de historias tradicionales junto a los adultos que circundaron su vida desde que era pequeño; se apasionó por ellas al saber que de lo suyo "también se hacía historia".
La radio le llenó los pulmones de fuerza. Pasó por Emisora Juvenil Morazán y Radio Comayagüela, hasta llegar a su casa absoluta: Radio Nacional de Honduras, donde hizo florecer el estruendo nocturno más genial en la historia de la patria: Cuentos y Leyendas de Honduras. Las noches y los caminos solitarios del país nunca fueron los mismos.
La Sucia y El Cadejo, muestras de sus más conocidas adaptaciones, fueron un ejemplo de las ideas construidas por un pueblo sin rostro ni nombre que él, junto a un grupo de excelentes actores y sonidistas, transmitió desde una pequeña estación radial hacia la inmortalidad. Fue un terror que se tornó indeleble.
Pero Montenegro es todo, menos tenebroso. Aunque su voz, tal vez para los sensibles, helaría la sangre, sus palabras fuera del ambiente dramático fueron la amenidad y cortesía hecha saludo, broma sin pena y buena conversación.
Se ha movido por la ciudad como cualquier otro; dijo que es un artista de los pobres. "Agradezco a la gente por la simpatía que han tenido con mi trabajo; especialmente con Cuentos y Leyendas, mis libros y mis trabajos periodísticos". Saludó a quien se le acercaba, y le sonreía como a un hermano.
Su trabajo no perdió vigencia. "Hoy los niños escuchan el programa [Cuentos y Leyendas] y se asustan como en los tiempos en que empezábamos y yo era joven".
En marzo de 2015 se estrenó una película basada en los relatos de Montenegro, y su felicidad al recordarlo fue difícil de ignorar. La voz de las noches hondureñas sonó sin duda orgullosa de todo lo que ha hecho y a quienes ha llegado.
En el suelo del Parque Central, una bandada de palomas de castilla se posaba sobre los árboles y enrejados de La Catedral, y como a Daniel, un joven personaje de su obra El anillo, a quien estas aves le inspiraron el ambiente ideal para una propuesta de matrimonio, en la entrevista inspiraron una pregunta nostálgica: ¿Qué siente Montenegro sobre la juventud de ahora en comparación a la de su época?
Jorge Montenegro no desconfía del talento de los jóvenes hondureños. |
"La juventud se enfrenta a una situación difícil, muy difícil, pero hay talento. Me atrevería a decir que ahora hay más talento que antes, pero se está desaprovechando". Vio a quienes pasaban por La Peatonal, lo pensó... se atrevió a decirlo: "Pero nadie los está apoyando, uno a esa edad necesita que lo apoyen", expresó indignado; ese mensaje pareció tener destinatario.
Hay muchas edades que fueron marcadas por el escritor. "Jorge Montenegro nos enseña que la creatividad no tiene límites; el apasionamiento por comunicar es su bandera", indicó Carlos Flores, locutor de ABC Radio.
"Sacando de las raíces más profundas de Honduras la historia de los pueblos y [convirtiéndola] en un escenario de la imaginación, (...) entregando todo de sí para todos los que le oyeran", Flores cree que Montenegro hizo llegar su mensaje a los sitios más impensados del país.
A lo largo de los 53 años que tiene su aclamado programa, emitido por primera vez en 1964, el autor también ha publicado varios libros que siguen su línea inconfundible de lo sobrenatural, entre los que destacan Misterios y algo más, ¡Extraterrestres! El fenómeno ovni en Honduras y Cuándo será el fin del mundo.
Una vida tan fructífera da para pensar que también es acomodada; pero él habló en sentido literal cono lo de ser un artista pobre. En los diarios y canales hondureños se ha abocado a la ayuda económica de quienes disfrutaron de su trabajo, pues este año supo que tenía cáncer, y debía costear la quimioterapia.
Periodistas del diario hondureño EL Heraldo describieron el llanto frágil al que cedió en una entrevista mientras se refería a la situación; pero Montenegro sostuvo que él es fuerte, y que esta no era una situación que lo quebrantase.
"Génova Ardón... quién era? (sic)" es el título de la última de sus columnas llamadas Déjenme decirles que... publicadas en el diario nacional La Tribuna. No fue extraño que en el otoño de su vida Jorge Montenegro hablase sobre una mujer que marcó su infancia, y de cuya muerte se enteró entre los lamentos de no hacerle una última visita. Por ella sí admitió llanto.
"Adiós, Genoveva, que el cielo sea propicio para usted; si no la pude ver aquí, allá la veré un día de estos", escribió. El hombre sabe bien cómo erizar la piel.